lunes, 29 de julio de 2013

[Técnica] Técnicas de Pintas 12 – Lavados



Ya comenté en el artículo anterior sobre los filtros, que esta serie de artículos son como consecuencia de observar que hay pintores de miniaturas que tienen algunos conceptos totalmente herrados, y otros porque “alguien” les ha cambiado el nombre. 



Por ello intentaré dar un contenido y explicación entendible de lo que son ciertas técnicas avanzadas, como son los filtros, los lavados y las aguadas, tres técnicas que tienen como base la disolución de la pintura, y aunque parecidas tienen objetivos diferentes y, debido a la forma de aplicarla, resultados visuales diferentes. A pesar de que ya lo he ido mencionando en muchos de los artículos del blog, nunca he profundizado demasiado en ello.



En esta ocasión hablaré de los lavados, una técnica que una vez las has probado, no podrás vivir sin ella. Se convierte en imprescindible, ya que el resultado del efecto realizado de los vehículos no tiene parangón.





LAVADOS



El lavado es la técnica húmeda por excelencia, la más antigua de todas y quizás la más utilizada. Su sencillez de realización, sus buenos resultados y su versatilidad a la hora de elaborarse con distintos productos, han hecho del lavado la técnica más popular entre los pintores noveles de miniaturas. Pero a pesar de sus extraordinarios resultados y su simplicidad, se debe recordar que no es una técnica básica, sino que es una de las imprescindibles avanzadas, por lo que el no aplicar correctamente está técnica, puede surgir muchas veces tremendos problemas que terminan arruinando la maqueta. Esto suele verse en vehículos de escalas pequeñas, en las que se puede ver como la maqueta está “saturada” de suciedad por todas partes, pero como suelen pintarse por norma general para partidas de wargames, “no importa mucho” (como algunos de estos pintores) y le permite “fardar” de buen pintor. Muchos de los que pintan vehículos para wargames de tamaños 20 ó 15mm, solo pintan el color plano, aplican alguna luz plana y, en casos raros, un buen pincel seco para realzar las aristas, por lo que alguien que se atreva a un lavado, sea bien o mal aplicado, es considerado por los primeros como “buen” pintor de miniaturas.



Recordar que dominar mínimamente bien está técnica, nos aportará la mitad de un buen trabajo realizado.



El lavado (o washes) consiste en aplicar una capa muy fina de color a pincel muy diluida en su diluyente o thinner, entre el 50 y el 80 % dependiendo del efecto a conseguir, sobre todos los relieves de la maqueta para acentuar la profundidad de estos, mediante el depósito de la pintura en los recovecos, para diferenciar paneles y aumentar el contraste general, imita una ligera suciedad, y puede dar un aspecto de usado y oxidado. Se trata de insistir, sin llegar a lo absurdo, en las ranuras y remaches, procurando que salgan las formas. Es preferible hacerse con óleos disuelto en trementina (que no es agresivo con el plástico), y a pincel, insistiendo en remaches y recovecos. Con acrílico es mucho más complicado, ya como el secado es mucho más rápido, dependiendo del tamaño de la miniatura, se secará antes de cubrir los recovecos; aunque recordar que los retardantes están justamente para este caso. Se suele hacer con colores sienas y tierras oscuros, ocres u óxidos (nunca negro, debido a que estaremos forzando demasiado las sombras), preferible con esmalte Humbrol u óleos trabajados con su disolvente o thinner. Lo más importante para que nos queden los lavados bien hechos, es usar un disolvente apropiado, que no sea muy graso. Debemos probar varios hasta encontrar uno ideal, el que se ajuste a nuestra forma de trabajar. Es evidente que cada uno tenemos gustos diferentes a la hora de pintar las maquetas, por lo que si utilizo tal producto y tal marca, puede haber la discusión fácil con algún compañero, porque él considera que no es el adecuado. Y ¡RECUERDEN!, cada uno de nosotros trabajamos de forma diferente.


Los lavados podemos obtenerlos de dos formas: “comprar y usar” (Citadel, Vallejo, MIG productions o AK interactive) o fabricarlos uno mismo. En el primer caso, y esto ya es un tema de gustos y de forma de trabajar, suelo diluirlos un poco más de cómo vienen originalmente en el bote.


 



 




En el segundo caso utilizo óleos o esmaltes diluidos en trementina, aunque últimamente (a partir de 2018) con acrílicos y su Ttinner, llegando a dar una consistencia final parecida a la leche (para un filtros deben ser muchos más diluido, pero eso ya lo explicaré), ya que queremos que cubra bien los recovecos.  



Algunos detalles se verán irremediablemente tapados por el lavado o el filtro puede que esté demasiado pronunciado aún. No pasa nada. Como lo estarás vigilando, tendrás tiempo de arreglar esos pequeños errores que hayan surgido. Mojar un pincel limpio con el disolvente utilizado, ya que inmediatamente después de haber acabado de aplicar el lavado, para eliminar los excesos, es fundamental.

Solo el uso equilibrado de esta técnica nos dará a nuestro vehículo un adecuado aspecto y un espléndido soporte para trabajar encima otras técnicas. 

Si la pintura base es mate, el lavado no “correrá” adecuadamente, por lo que se aconseja darle antes una capa de pintura satinada, que después se anulará con el barniz mate del final.



HAY QUE SABER que las superficies mates son el enemigo mortal del lavado. Blinda a tu carro con una buena chapa de barniz satinado mezclado con el color base de tu maqueta, o bien con una gran cantidad de filtros previos. Eso hará que tus lavados sean más precisos y que “corran” mejor por la superficie.



Salva Rosselló



Fuentes: 




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